domingo, 29 de abril de 2012

juicio vs breivik

Heridos en atentado reconstruyen hechos.

27 de abril de 2012

OS­LO, No­rue­ga, 27 de abril (OEM-Reu­ters).- Un ser­vi­dor pú­bli­co no­rue­go, al que le tu­vie­ron que am­pu­tar una pier­na tras ser al­can­za­do por una bom­ba, co­lo­ca­da por el fa­ná­ti­co de ul­tra­de­re­cha An­ders Beh­ring Brei­vik, ha­bló hoy en una cor­te so­bre el mo­men­to en que su vi­da cam­bió pa­ra siem­pre.

"Re­pen­ti­na­men­te, al­go me im­pac­tó, una ola de pre­sión muy fuer­te que me le­van­ta y me lan­za le­jos", co­men­tó To­re Raa­sok, un tra­ba­ja­dor de 56 años del Mi­nis­te­rio de Trans­por­te, a los jue­ces que juz­gan a Brei­vik por el ase­si­na­to de 77 per­so­nas a san­gre fría, el ve­ra­no bo­real pa­sa­do.

Raa­sok es uno de los ocho so­bre­vi­vien­tes de la bom­ba que co­lo­có Brei­vik el 22 de ju­lio del 2011, en ofi­ci­nas del go­bier­no que se pre­sen­ta­rían co­mo tes­ti­gos en el jui­cio hoy pa­ra des­cri­bir el efec­to de los crí­me­nes del ata­can­te en sus vi­das.

Los so­bre­vi­vien­tes de otra atro­ci­dad de Brei­vik -un ti­ro­teo en un cam­pa­men­to de ve­ra­no del Par­ti­do La­bo­ris­ta- com­pa­re­ce­rán en la cor­te en una fe­cha pos­te­rior.

"Las co­sas han es­ta­do bas­tan­te bien con mis ojos", co­men­tó el ser­vi­dor pú­bli­co con an­teo­jos, mien­tras Brei­vik mi­ra­ba aten­ta­men­te a po­cos me­tros. "Veo tan mal co­mo an­tes del even­to", agre­gó con hu­mor ne­gro.

"To­do es­to es muy di­fí­cil de es­cu­char. Pe­ro es­tos ca­sos son par­te de la acu­sa­ción, de mo­do que las víc­ti­mas tie­nen que arro­jar luz so­bre las con­se­cuen­cias de lo que pa­só", di­jo el fis­cal Svein Hol­den.

Brei­vik, de 33 años, es acu­sa­do de te­rro­ris­mo y ase­si­na­to por de­to­nar una bom­ba que ma­tó a ocho per­so­nas e hi­rió a más de 200 y por ma­tar a ti­ros más tar­de a 69 per­so­nas en el cam­pa­men­to del Par­ti­do La­bo­ris­ta, la ma­yo­ría de ellos en­tre 14 y 19 años.

El im­pu­ta­do ha ad­mi­ti­do ha­ber si­do el au­tor de los ase­si­na­tos, pe­ro ha ne­ga­do te­ner al­gu­na res­pon­sa­bi­li­dad cri­mi­nal, in­sis­tien­do en que las víc­ti­mas eran "trai­do­res" de iz­quier­da, cu­yo su­pues­to apo­yo po­lí­ti­co a la in­mi­gra­ción es­ta­ba ayu­dan­do a des­truir la cul­tu­ra eu­ro­pea.

Kris­tian Ras­mus­sen, otra víc­ti­ma de la bom­ba, di­jo a la cor­te que se en­con­tra­ba es­cri­bien­do un co­rreo elec­tró­ni­co en su ofi­ci­na en el Mi­nis­te­rio de Ener­gía cuan­do "to­do se vol­vió ne­gro".

"Es­tu­ve en co­ma por al­re­de­dor de 12 días y ha­bía mu­cha in­cer­ti­dum­bre res­pec­to a si yo so­bre­vi­vi­ría", re­cor­dó el hom­bre de 31 años, quien es­tu­vo hos­pi­ta­li­za­do ca­si dos me­ses.

Fue­ra de la cor­te, mi­les de ro­sas aún ya­cían en el sue­lo des­pués de que fue­ron de­po­si­ta­das por más de 40,000 per­so­nas que se reu­nie­ron ayer pa­ra can­tar una can­ción de­nos­ta­da por Brei­vik, en una ma­ni­fes­ta­ción que sus or­ga­ni­za­do­res di­je­ron que apun­ta­ba a apo­yar a las víc­ti­mas y mos­trar al pis­to­le­ro que no ha­bía que­bra­do a la to­le­ran­te so­cie­dad no­rue­ga.

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