viernes, 23 de septiembre de 2011

mineria

PEÑAMILLER, QUERETARO, 23SEPTIEMBRE2011.- La minería es una tradición familiar que ha dejado de ser una empresa autosustentable en la zona de la sierra gorda del estado que abarca los municipios de Peñamiller, Pinal de Amoles, San Joaquín.

 Actualmente el auge de la extracción de minerales como el mercurio ha venido en detrimento y por la falta de desarrollo se hace de forma rudimentaria.

 La industria minera ha bajado su impacto comercial, sin embargo sigue siendo una buena fuente de ingreso para las comunidades en donde la alta migración de los jóvenes a EU o las capitales del estado y del país es el atractivo para aumentar el poder adquisitivo.

 La Mina San Carlos Tres Picos en la comunidad de Camargo en el municipio de Peñamiller a unos 119 kilómetros de la capital del estado; actualmente extrae el metal liquido Mercurio.

 Este mineral se encuentra en una profundidad de más de 200 metros bajo tierra y la extracción es con métodos rudimentarios de pica y pala, y se encuentra en forma sólida incrustado a la roca, posteriormente se lleva a la superficie para fundir el metal que pasa de estado sólido a gaseosos y mediante condensación de convierte en su última forma liquida.

 Los mineros trabajan en una sociedad cooperativa. Un minero pueden sacar hasta 8 mil pesos semanalmente por la venta de este mineral ya procesado y requiere jornada de trabajo de más de 8 horas para algunos gramos del metal líquido.

FOTO: DEMIAN CHAVEZ/CUARTOSCURO.COM

diableros de la merced

MÉXICO, D.F., 23 SEPTIEMBRE2011.- Los trabajadores mejor conocidos como “Diableros” en el mercado de la Merced, para poder laborar ahí deben ser sólo recomendados por la misma gente del mercado para que exista un mayor control de confianza y se eviten delitos, creando más seguridad entre los camiones, vendedores y personas que acuden al lugar. Los diableros se catalogan en varios grupos como los que transportan frutas y verduras, dulces, articulos de vidrio, cajas, carnes y ropa principalmente, dependiendo de la carga es el costo del viaje, entre las frutas y verduras aproximadamente se cobran 50 centavos por costal cargado en el diablo llegando a cobrar de 5 a 15 pesos por viaje. El dia de mañana se cumple el 54 aniversario del popular mercado.


FOTO: ENRIQUE ORDÓÑEZ/CUARTOSCURO.COM

miércoles, 7 de septiembre de 2011

CASTILLO DE LA PUREZA

7 de septiembre de 2011

* Asesinó a golpes a una de las adolescentes que mantuvo secuestrada y quiso revivirla

* Colocó a uno de sus bebés sobre el pecho de la extinta para que "con la lactancia reaccionara"

* El pequeño de 3 meses murió asfixiado y el sujeto mantuvo los cadáveres en la casa de su mamá, quien fue su cómplice en el secuestro de 9 personas


En un rá­pi­do y efi­cien­te ope­ra­ti­vo po­li­cia­co ele­men­tos de la Po­li­cía de In­ves­ti­ga­ción lo­gra­ron cap­tu­rar a 7 pre­sun­tos se­cues­tra­do­res y res­ca­tar a ocho me­no­res y una mu­jer que du­ran­te sie­te años es­tu­vie­ron pri­va­dos de la li­ber­tad y su­frie­ron vio­len­cia fa­mi­liar, co­rrup­ción de me­no­res, ex­plo­ta­ción la­bo­ral de me­no­res, cu­yo sal­do fue de dos víc­ti­mas mor­ta­les, en he­chos su­ce­di­dos en el pe­rí­me­tro de Iz­ta­pa­la­pa.

En con­fe­ren­cia de pren­sa el ti­tu­lar de la Pro­cu­ra­du­ría Ge­ne­ral de Jus­ti­cia del Dis­tri­to Fe­de­ral, Mi­guel An­gel Man­ce­ra, in­di­có que ac­tual­men­te las víc­ti­mas se en­cuen­tran ba­jo res­guar­do del mi­nis­te­rio pú­bli­co de la Fis­ca­lía Cen­tral de In­ves­ti­ga­ción pa­ra la Aten­ción de Ni­ños, Ni­ñas y Ado­les­cen­tes.

Los pro­ba­bles res­pon­sa­bles son seis adul­tos y un me­nor de edad. En­tre és­tos la abue­la y ma­dre de al­gu­nos de los agra­via­dos, así co­mo su pa­re­ja sen­ti­men­tal.

El fun­cio­na­rio lo­cal in­di­có que al con­ti­nuar con las in­ves­ti­ga­cio­nes y en aten­ción a una or­den de ca­teo gi­ra­da por el juez 64 pe­nal, per­so­nal de la PGJDF cap­tu­ró a Jor­ge An­to­nio Inies­tra Sa­las, de 32 años; Cla­ra Ta­pia He­rre­ra, de 44 años; a los her­ma­nos Clau­dia, Juan Car­los y Ana Lau­ra Inies­tra Sa­las de 29, 31 y 28 años, res­pec­ti­va­men­te: así co­mo So­le­dad Sa­las To­rres, de 55, y un me­nor de 14 años de edad.

El mi­nis­te­rio pú­bli­co ini­ció una ave­ri­gua­ción pre­via por vio­len­cia fa­mi­liar que de­ri­vó en el res­ca­te de una mu­jer de 21 años; tres in­fan­tes de dos, cua­tro y cin­co años, así co­mo una be­bé de tres me­ses que por su de­li­ca­do es­ta­do de sa­lud fue in­ter­na­da en el Hos­pi­tal Pe­diá­tri­co de Pe­ral­vi­llo, de­ri­va­do de que Jor­ge An­to­nio Inies­tra Sa­las la gol­peó co­mo lo ha­cía con to­dos sus hi­jos.

Man­ce­ra Es­pi­no­sa ex­pli­có que cons­ta en el ex­pe­dien­te que en oc­tu­bre de 2004, la pro­ba­ble res­pon­sa­ble Cla­ra Ta­pia He­rre­ra, de 44 años, co­no­ció a Jor­ge An­to­nio Inies­tra Sa­las en su cen­tro de tra­ba­jo y co­men­za­ron una re­la­ción sen­ti­men­tal. Po­co des­pués lo lle­vó a vi­vir al do­mi­ci­lio de ella en la con­ser­je­ría de una es­cue­la pri­ma­ria de la Co­lo­nia San Lo­ren­zo Xi­co­tén­catl, De­le­ga­ción Iz­ta­pa­la­pa, don­de ha­bi­ta­ba con sus dos hi­jas y un hi­jo, quie­nes en ese mo­men­to eran me­no­res de edad.

De acuer­do con de­cla­ra­ción ver­ti­da por la pro­ba­ble res­pon­sa­ble, pa­sa­do el tiem­po, Jor­ge An­to­nio se­du­jo a las hi­jas de ella, va­lién­do­se de ame­na­zas y en­ga­ños, pro­crean­do con ellas cin­co hi­jos en to­tal. Al po­co tiem­po, el in­cul­pa­do co­men­zó a mal­tra­tar se­ve­ra­men­te a los in­te­gran­tes de la fa­mi­lia y a par­tir de 2006 las sa­có de la es­cue­la y les pro­hi­bió a las me­no­res sa­lir del do­mi­ci­lio pa­ra que no tu­vie­ran al­gu­na re­la­ción con otro hom­bre, al ar­gu­men­tar que "to­das las mu­je­res son unas lo­cas".

Es­te in­di­vi­duo, con­jun­ta­men­te con las ado­les­cen­tes y su pro­ge­ni­to­ra man­te­nían re­la­cio­nes ín­ti­mas con él pa­ra sa­tis­fa­cer­se, ac­tos que ob­ser­va­ba el me­nor hi­jo de la de­nun­cian­te a quien tam­bién gol­pea­ba y hu­mi­lla­ba cons­tan­te­men­te, obli­gán­do­lo a tra­ba­jar re­co­lec­tan­do car­tón, ven­dien­do dul­ces afue­ra de la es­cue­la y en una pa­le­te­ría, sin que tu­vie­ra al­gu­na re­tri­bu­ción eco­nó­mi­ca.

Jor­ge An­to­nio Inies­tra Sa­las le exi­gía una de­ter­mi­na­da can­ti­dad de di­ne­ro al día y cuan­do no lo jun­ta­ba lo gol­pea­ba con un cin­tu­rón en la es­pal­da y lo ama­rra­ba des­nu­do pa­ra acos­tar­lo so­bre un char­co de agua en la ca­be­za en don­de lo de­ja­ba to­da la no­che, en­tre otras con­duc­tas con­tra su per­so­na.

An­te el te­mor de ser aban­do­na­da, la ma­má de los me­no­res agra­via­dos no lo de­nun­cia­ba y tal era el so­me­ti­mien­to que su suel­do se lo en­tre­ga­ba, así co­mo sus aho­rros con­sis­ten­tes en 80,000 pe­sos pa­ra que no se fue­ra de su la­do.

Jor­ge An­to­nio Inies­tra pre­fi­rió a las hi­jas de la de­nun­cian­te, por lo que a ella y a su hi­jo los en­vió a dor­mir a otro cuar­to; mien­tras que en el que ha­bi­ta­ban ta­pó las ven­ta­nas con ta­bi­que y ma­de­ra, pro­hi­bién­do­les a las jó­ve­nes sa­lir del cuar­to, ni si­quie­ra pa­ra ha­cer sus ne­ce­si­da­des.

En ju­nio de 2009, Inies­tra Sa­las se lle­vó a las ni­ñas a vi­vir en el do­mi­ci­lio de la ma­dre de és­te; lu­gar don­de con­ti­nuó la pri­va­ción de la li­ber­tad y en con­di­cio­nes se­me­jan­tes a las su­fri­das en la con­ser­je­ría de la es­cue­la.

En es­te do­mi­ci­lio vi­vía So­le­dad Sa­las To­rres, ma­dre de Jor­ge An­to­nio, y sus her­ma­nos Juan Car­los, Clau­dia,Ana Lau­ra y un me­nor de 14 años, quie­nes en au­sen­cia del in­cul­pa­do man­te­nían en cau­ti­ve­rio a las ni­ñas.

Cin­co me­ses des­pués, Jor­ge An­to­nio gol­peó a una de las ado­les­cen­tes pri­ván­do­la de la vi­da y se­gún pa­ra rea­ni­mar­la to­mó a una de las be­bés, que en ese en­ton­ces te­nía tres me­ses de edad, co­lo­cán­do­la en el pe­cho del cuer­po ya sin vi­da pa­ra que se­gún él con la lac­tan­cia reac­cio­na­ra pre­sio­nán­do­le la ca­ra con­tra el pe­cho de la oc­ci­sa, pro­vo­cán­do­le as­fi­xia.

Du­ran­te apro­xi­ma­da­men­te un mes man­tu­vo los cuer­pos en el in­te­rior del cuar­to y pa­ra evi­tar el olor fé­ti­do les echa­ba cal y creo­li­na, has­ta que de­ci­dió des­ha­cer­se de ellos al co­lo­car­los den­tro de una bol­sa de plás­ti­co y con ayu­da de su her­ma­no Juan Car­los los su­bie­ron a un au­to­mó­vil Volks­wa­gen se­dán pa­ra aban­do­nar­los en un lu­gar de la Au­to­pis­ta Mé­xi­co-Pue­bla, don­de fue­ron en­con­tra­dos por au­to­ri­da­des del Es­ta­do de Mé­xi­co.

Con la de­nun­cia in­ter­pues­ta por la ma­má de las me­no­res, el mi­nis­te­rio pú­bli­co ob­tu­vo una or­den de ca­teo del juez 64 pe­nal del Dis­tri­to Fe­de­ral y se lo­gró la de­ten­ción de los pro­ba­bles res­pon­sa­bles.

Du­ran­te la di­li­gen­cia se res­ca­tó a las víc­ti­mas, quie­nes se en­con­tra­ban en mal es­ta­do de sa­lud, in­clu­so una be­bé de tres me­ses, quien se con­vul­sio­na­ba y vi­si­ble­men­te se veía fuer­te­men­te con­tun­di­da fue tras­la­da­da a un hos­pi­tal pe­diá­tri­co, don­de los mé­di­cos de­ter­mi­na­ron que su es­ta­do de sa­lud es muy gra­ve y pre­sen­ta trau­ma­tis­mo cra­neoen­ce­fá­li­co se­ve­ro, de­ri­va­do de los gol­pes que le pro­pi­nó Jor­ge An­to­nio Inies­tra Sa­las.

En las pró­xi­mas ho­ras, la Pro­cu­ra­du­ría Ge­ne­ral de Jus­ti­cia del Dis­tri­to Fe­de­ral con­sig­na­rá a los pro­ba­bles res­pon­sa­bles an­te un juez pe­nal del Re­clu­so­rio Pre­ven­ti­vo Orien­te, co­mo pro­ba­bles res­pon­sa­bles de los de­li­tos de se­cues­tro, ho­mi­ci­dio ca­li­fi­ca­do, ho­mi­ci­dio en ra­zón de pa­ren­tes­co, le­sio­nes ca­li­fi­ca­das en ra­zón de pa­ren­tes­co, co­rrup­ción de me­no­res, tra­ta en su mo­da­li­dad de ex­plo­ta­ción la­bo­ral de me­no­res y vio­len­cia fa­mi­liar.

En tan­to, los me­no­res afec­ta­dos se­rán ca­na­li­za­dos al Cen­tro de Es­tan­cia Tran­si­to­ria pa­ra Ni­ños y Ni­ñas, y la mu­jer de 21 años que fue víc­ti­ma cuan­do era me­nor de edad rin­de de­cla­ra­ción an­te el mi­nis­te­rio pú­bli­co
El cinismo del padrastro no le alcanza a comprender todo el daño que la hizo a su mujer, y a sus hijastras, a quienes convirtió en esclavas al grado de haber causado la muerte a una de ellas y a una bebé, a quienes “empaquetó” al estilo narco para despistar y las tiró en la carretera.


Ayer, funcionarios de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, realizaron una nueva inspección ocular en el domicilio que durante los últimos dos años sirvió de prisión para las dos hijastras del “Chacal”, como lo han bautizado sus vecinos de la colonia Renovación de la delegación Iztapalapa.

EL CASTILLO

El mencionado inmueble se encuentra en la Calle 11 número 33, en donde el Ministerio Público corroboró que es una casa de tres niveles, casi en obra negra, por dentro es un lugar estrecho, sucio, con una cocina con traste amontonados y sin lavar, con objetos inservibles y basura amontonada. Sitio que al final fue asegurado por las autoridades.

Un hogar que poco a poco se fue convirtiendo en una cárcel para las dos jóvenes que desde los 14 años de edad fueron tomadas como concubinas, amantes y esclavas de este sujeto que se desempeñaba como taxista “pirata” quien laboraba solamente en las madrugadas para evitar ser objeto de sospecha para las autoridades.

Lo peor del caso es que la familia del “loco” sujeto, jamás se atrevió a decirle el mal que estaba causando las mujeres, y cuando mató a una de ellas a golpes y asfixió a su bebé recién nacida, hasta le ayudaron a deshacerse de los cadáveres.

FAMILIA CÓMPLICE

Es por eso que la PGJDF detuvo a toda la familia de Jorge Antonio Iniestra, incluida Clara Tapia, madre de las jóvenes víctimas.

De forma cínica, Jorge Antonio Iniestra Salas se declara inocente, pero sólo Clara Tapia Herrera dice lo mismo, aunque ambos iniciaron una historia llena de violencia, sexo, abusos, corrupción de menores y explotación.

Los dos están detenidos, acusados de secuestro, homicidio calificado, lesiones y otros delitos cometidos durante siete años.

Claudia, Juan Carlos y Ana Laura Iniestra, además de Soledad Salas y Érick, hermano del depredador, también fueron cómplices.

El caso se inicia 2004, cuando la madre de familia conoció a Jorge Antonio; enamorada, se dispuso a vivir con él bajo el consentimiento de sus hijos, menores de edad.

Lo que era una familia se transformó en el calvario de los tres adolescentes. Gabriela y Rebeca se convirtieron en parejas sentimentales de su padrastro, mientras su hermano Ricardo fue obligado a trabajar y era objeto de golpes.

Las dos mujeres fueron privadas de su libertad. Dentro de un cuarto interactuaban una con otra para satisfacer al sujeto. De estas relaciones hubo cinco hijos.

Jorge Antonio sostiene que “todas las mujeres son unas locas” y por ello impedía que las jóvenes salieran a la calle. Primero estuvieron en la vivienda que tenía su madre en la conserjería de la escuela primaria Manuel C. Tello, en Iztapalapa; después las obligó a pernoctar en una vivienda de la colonia Renovación, la casa inspeccionada ayer 6 DE sEPTIEMBRE 2011.

* De­trás de una ima­gen de fiel ca­tó­li­co se ocultaba "El Mons­truo de Iz­ta­pa­la­pa",

Co­mo ve­ci­nos ahora co­no­cen al su­je­to que man­tu­vo se­cues­tra­das durante 5 años a sus hi­jas­tras, las violaba y mató a golpes a una de ellas y su bebé

Se­gún ve­ci­no de Jor­ge An­to­nio Inies­tra Sa­las, en su ju­ven­tud, par­ti­ci­pa­ba en una es­tu­dian­ti­na de la igle­sia de la co­lo­nia, in­clu­so, de ma­ne­ra vo­lun­ta­ria se pres­ta­ba pa­ra leer frag­men­tos de la Bi­blia du­ran­te las ho­mi­lías, por lo que era con­si­de­ra­do co­mo una per­so­na tran­qui­la y que no se me­tía con na­die, sin em­bar­go, "es el vil dia­blo, si no­so­tros tu­vié­ra­mos co­no­ci­mien­to de sus ba­je­zas an­tes de que lo de­tu­vie­ra la po­li­cía, se­gu­ro lo hu­bié­ra­mos que­ma­do vi­vo", di­je­ron va­rios co­lo­nos.

Los en­tre­vis­ta­dos re­fi­rie­ron que los ac­tos que co­me­tió Inies­tra, "no tie­nen nom­bre, por­que no lo hay, por las co­chi­na­das que ha­cía".

Una se­ño­ra que omi­tió su nom­bre, el día de ayer se pos­tró a las afue­ras de ese do­mi­ci­lio ubi­ca­do en la ca­lle 11, Co­lo­nia Re­vo­lu­ción, en Iz­ta­pal­apa, y con ro­sa­rio en ma­no oró el Pa­dre Nues­tro fren­te al do­mi­ci­lio, se­gún ella, "por­que ahí vi­vía el de­mo­nio".

Otros ve­ci­nos que di­je­ron co­no­cer des­de ha­ce 22 años a Jor­ge An­to­nio, ma­ni­fes­ta­ron que en su ju­ven­tud, to­ca­ba la man­do­li­na en el co­ro de la igle­sia que se lo­ca­li­za a unas cin­co cua­dras.

Sor­pren­di­dos, con­tem­pla­ron el in­mue­ble que ya es com­pa­ra­do con el dra­ma que vi­vió una fa­mi­lia en los años se­ten­tas en El Cas­ti­llo de la Pu­re­za y que fue pos­te­rior­men­te ins­pi­ra­ción de una pe­lí­cu­la.

Pe­ro, en es­te ca­so, la rea­li­dad fue re­ba­sa­da, por­que se rom­pie­ron las re­glas y le­yes que pre­va­le­cen en la tie­rra y por su­pues­to las del cie­lo, ase­ve­ra­ron in­qui­li­nos de esa ca­lle 11, que si bien, an­tes di­fí­cil­men­te la gen­te se atre­vía a pa­sar, aho­ra se ha con­ver­ti­do en un lu­gar for­zo­so de pa­sar y se­ña­lar la ca­sa co­mo: "ahí vi­vía el Mons­truo de Iz­ta­pa­la­pa".
En fran­ca re­cu­pe­ra­ción se en­cuen­tra el be­bé de tres me­ses de na­ci­do que fue con­du­ci­do al Hos­pi­tal Pe­diá­tri­co de Pe­ral­vi­llo, tras ser res­ca­ta­do de la ca­sa, aho­ra co­no­ci­da co­mo "El Cas­ti­llo de la Pu­re­za", don­de Jo­sé An­to­nio Inies­tra Sa­las, "El Mons­truo de Iz­ta­pal­pa", ge­ne­ró una de las te­rro­rí­fi­cas his­to­rias que se ten­ga co­no­ci­mien­to en la ciu­dad de Mé­xi­co.

Ga­le­nos y per­so­nal de es­te no­so­co­mio, ubi­ca­do al nor­te de la ca­pi­tal, di­je­ron  que a pe­sar de que el in­fan­te -de quien pi­die­ron no se men­cio­na­ra su nom­bre- lle­gó en es­ta­do gra­ve, "po­co a po­co es­tá sa­lien­do del pe­li­gro y es con­sen­ti­do por el cuer­po mé­di­co".

Al­gu­nos de los en­tre­vis­ta­dos, se­ña­la­ron que a pe­sar de su ino­cen­cia por su tem­pra­na edad, "es un ser hu­ma­no y se­gu­ro sin­tió la ma­la vi­bra que se ge­ne­ra­ba en esa ca­sa, aun­que se tra­ta por igual a to­dos los ni­ños, él se ha vuel­to al­go es­pe­cial por la gra­ve­dad del asun­to", co­men­ta­ron.

Nin­gún fa­mi­liar ha acu­di­do pa­ra es­tar al pen­dien­te del es­ta­do de sa­lud del be­bé.

No obs­tan­te, tam­bién fue tes­ti­go del amor y ca­ri­ño que le ha to­ma­do el per­so­nal del hos­pi­tal e in­clu­so de al­gu­nas ma­dres que acu­den a ver a sus hi­jos in­ter­na­dos, las cua­les de pa­so pre­gun­tan por la sa­lud del me­nor de edad.

"Lo bue­no es que aho­ra es­tá en bue­nas ma­nos y no ba­jo el yu­go de ese des­gra­cia­do que pu­do ha­ber­lo ma­ta­do co­mo lo hi­zo con el otro be­bé", ase­ve­ra­ron amas de ca­sa, en­tre­vis­ta­das a las afue­ras del Pe­diá­tri­co de Pe­ral­vi­llo.



Se­gún las in­ves­ti­ga­cio­nes, Inies­tra Sa­las tu­vo cau­ti­vas a sus dos hi­jas­tras ado­les­cen­tes, de las cua­les abu­só se­xual­men­te en re­pe­ti­das oca­sio­nes, pro­crean­do a cin­co hi­jos que tam­bién man­tu­vo en­ce­rra­dos y en con­di­cio­nes in­sa­lu­bres.



Ade­más du­ran­te ese pe­rio­do ase­si­nó a gol­pes a una de las jó­ve­nes y a un re­cién na­ci­do, y obli­gó a otro ado­les­cen­te a tra­ba­jar re­co­lec­tan­do car­tón y co­mer­cia­li­zan­do dul­ces en la vía pú­bli­ca.



La PGJDF con­fir­mó que los pri­me­ros años de mal­tra­to tu­vie­ron lu­gar en la con­ser­je­ría de la Es­cue­la Pri­ma­ria Ma­nuel C. Te­llo, don­de vi­vía el agre­sor con su pa­re­ja sen­ti­men­tal, quien la­bo­ra­ba co­mo con­ser­je. Pos­te­rior­men­te, se tras­la­da­ron a la vi­vien­da de Inies­tra Sa­las.



El Pro­cu­ra­dor ca­pi­ta­li­no, Mi­guel An­gel Man­ce­ra, con­fir­mó que se ela­bo­ra­rá un per­fil psi­co­ló­gi­co del agre­sor, el que co­me­tió los re­fe­ri­dos abu­sos sin pa­de­cer de sus fa­cul­ta­des men­ta­les

domingo, 4 de septiembre de 2011

Recibe UNAM 126 ataques al día

Recibe la UNAM 126 ciberataques al día


México.- Los servidores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en los que se albergan datos restringidos, como respuestas de exámenes, promedios, calificaciones e identidades de cientos de miles de profesores y estudiantes del país, reciben hasta 126 ataques cibernéticos cada día.

Lo anterior se desprende de información del Equipo de Respuesta a Incidentes de Seguridad en Cómputo (CERT) de la UNAM, un altamente respetado grupo de especialistas, alumnos y trabajadores de informática al que la universidad ha encomendado la nada fácil tarea de monitorear a diario la seguridad y defensa de la más grande concentración de computadoras civiles de México y Latinoamérica, en Ciudad Universitaria.

De acuerdo con las bitácoras del CERT, obtenidas por MILENIO vía una solicitud de Transparencia, tan sólo de 2004 a 2010 la máxima casa de estudios sufrió 276 mil ataques, es decir, un promedio de 126 diarios, uno de los números más altos del país y muy superior al que sufren, por ejemplo, dependencias gubernamentales como la Policía Federal, la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Gobernación.

Los ataques e incidentes registrados por el CERT alcanzaron un pico en 2009, año en el que la UNAM sufrió la cifra récord de 187 mil intrusiones por virus y malwares de distintos tipos, algunos de ellos diseñados para extraer información privada y tomar el control de las computadoras universitarias, lo que en teoría permitiría a sus usuarios externos manipularlas. Para 2010, último año del que existen estadísticas disponibles, la cifra se ubicó en 34 mil incidentes.

La respuesta del CERT no detalla si se han registrado intentos por modificar calificaciones o extraer datos de exámenes, pero el modus operandi detectado se asemeja al que otras escuelas —principalmente en Estados Unidos—han sufrido cuando se intenta acceder irregularmente a información sensible: algunos de los virus y programas empleados tienen por meta crear “puertas traseras” a los equipos y permitir a usuarios anónimos ingresar al sistema desde ubicaciones remotas.

Ése es el caso de un incidente detectado por el CERT el 24 de agosto pasado, cuando alertó que uno de los administradores de aulas de cómputo de la UNAM había descubierto un malware que redirecciona a los usuarios de la universidad a páginas idénticas a las de su correo institucional, para que revelen sus datos privados. Esta táctica es conocida como pharming.

“En días pasados nos fue enviada por parte de un administrador una muestra para su análisis, proveniente de un aula de cómputo. El administrador nos comentó que se había estado propagando por medio de dispositivos USB y que hasta esa fecha no era detectada por los antivirus de sus equipos”, admitió el CERT.

Quizá más preocupante fue el hecho de que, al cazar al hacker responsable de este virus, el CERT descubrió que provenía de una dirección IP ubicada en México y cuyo usuario, por ende, sabe qué puede encontrar en los servidores de la UNAM. El incidente fue definido como el ataque de un “malware regional”.

Casos de antaño

De acuerdo con una investigación realizada por este diario, la UNAM ya había sido blanco de ataques osados en el pasado. Incluso, ha perdido por momentos control de sus servidores.

Un incidente así, poco conocido, ocurrió en 1993, cuando la recién adquirida supercomputadora Cray de la universidad fue penetrada por un grupo de estudiantes de la Facultad de Ciencias de la UNAM, que crearon un código con la palabra clave “God” (Dios) que les permitía, básicamente, modificar calificaciones, crear registros académicos o aprobar y reprobar a alumnos. Ha sido la penetración más seria en la historia de la universidad.

Desde este incidente se determinó crear al CERT, pero en los últimos años la UNAM ha enfrentado un renovado reto de seguridad informática, pues han sido detectados bots, escáners, gusanos, malwares, phishing y hasta esquemas de spam en las computadoras de la UNAM.

Algunos de los virus detectados en los últimos diez años son genéricos y se encuentran comúnmente en internet, como es el caso de los virus Bagle o Beagle, Flowbot, Blaster, Scan 445 o Phatboy. Pero otras de las amenazas que rondan a los servidores de la UNAM han sido diseñadas específicamente para la universidad, lo que apunta a una intencionalidad definida.

Precisamente, apenas en marzo pasado, el CERT emitió un correo de urgencia a todas las direcciones electrónicas institucionales de la UNAM, en el que advirtió a sus usuarios de un intento deliberado de phishing o extracción de información personal. Un hacker había enviado miles de mensajes apócrifos a la red de la universidad.

El CERT no dio a conocer cuántos usuarios de la UNAM fueron víctimas de este incidente y terminaron por ceder el control de sus correos electrónicos —y el contenido de los mismos— a extraños.

“Golpes” al Cisen

••• El Cisen informó en marzo pasado que de enero de 2007 al 31 de enero de 2011 sufrió 211 mil 262 ataques cibernéticos, es decir, fue víctima de 145 ataques al día.

Mediante una solicitud vía transparencia que pedía al Cisen el número de ataques cibernéticos de los que había sido blanco a partir del año 2000 y tras la negación de este centro y posteriormente de la Policía Federal desde sus áreas de cibernética, la petición llegó al IFAI, la cual dispuso a las dependencias que respondieran las preguntas del ciudadano.

El Cisen volvió a negarse, argumentando que tenía registro de ataques sufridos por otras entidades. Después, en un informe enviado al IFAI indicó: “Atendiendo al principio de máxima publicidad, el Cisen hizo una búsqueda en sus áreas sobre la información relacionada”, y ofreció los datos de 2007 a 2011.

El informe añadió que son datos que corresponden solamente al centro y que no cuenta con un desglose mensual ni con información de los periodos anteriores.

UNIFORME MEDICO Y BACTERIAS.

El uniforme de médicos y enfermeras ¿es un peligroso reservorio de bacterias?




NeoMundo – mié, 31 ago 2011
(www.neomundo.com.ar/Enrique Garabetyan)

 Un reciente estudio médico publicado en la revista especializada American Journal of Infection Control reveló un dato que pocos profesionales de la salud tienen en cuenta: más del 60% de los uniformes que utilizan a diario médicos y enfermeras en distintos hospitales y clínicas mostraron que albergaban bacterias potencialmente peligrosas, capaces de causar una infección en los pacientes.

El trabajo hizo que muchos profesionales comenzaron a preguntarse si no deberían tomarse precauciones especiales con la ropa que utilizan a diario sus trabajos.

El estudio lo hizo un equipo de médicos israelíes que trabaja en el Shaare Zedek Medical Center, en Israel. Y la concretaron de la siguiente manera: al finalizar el turno de trabajo cotidiano le pidieron a 75 enfermeras y 60 médicos diferentes partes del uniforme que fueron analizados en detalle buscando la presencia de diversos patógenos.

Básicamente se controlaron las telas de la zona abdominal, las mangas y los bolsillos de los uniformes.

                                                                     RESULTADOS

En el trabajo se comprobó que en más de la mitad de las muestras analizadas había bacterias patógenas. Y, lo que es peor, muchos de esos cultivos correspondían a sepas que actualmente son resistentes a múltiples antibióticos incluyendo algunos muy peligrosos como el Staphylococcus aureus.

Es posible que la presencia de estas cepas bacterianas en los uniformes no represente un riesgo directo de contagio a los pacientes; sin embargo los resultados generan preocupación por la presencia tan cercana a pacientes hospitalizados -y que podrían, por ejemplo, tener su sistema inmune deprimido- de colonias de bacterias resistentes a los antibióticos.

"Es importante poner este estudio en perspectiva", expresó el doctor Russell Olmsted, Presidente de la asociación de profesionales dedicados a epidemiología y control de infecciones entidades que publica la revista científica mencionó. Y agregó: "cualquier ropa que sea utilizada por los profesionales de un hospital más tarde o más temprano estará contaminada con microorganismos; y por eso sigue siendo una clave de la prevención seguir los protocolos para tener una estricta higiene en las manos".

 WWW.NEOMUNDO.COM.AR

FINGIR HABLAR POPR CELULAR.LENGUAJE CORPORAL Y MENTIRAS.

Fingir hablar por celular


La tecnología ha traído consigo un fenómeno extraño que apenas comienza a ser objeto de estudio por parte de los especialistas, quienes en los años recientes han dado seguimiento a numerosos casos de personas que fingen hablar por su teléfono celular hasta 30 veces al día.

Factores como la timidez, el narcisismo, la inseguridad, además de otros tantos como zafarse de una cita, ignorar sutilmente a un conocido en la calle, o como ya se hizo famoso entre los políticos, “aplicar la del celular” para evitar ser abordados por gente indeseable, han convertido a este aparato en la muletilla más usada de la urbe.

Dos estudios recientes de especialistas mexicanos, calculan que por lo menos tres de cada cinco personas con un celular, han fingido, por lo menos una vez, una conversación inexistente para salir de algún apuro, lo cual, llevado a números, habla de 40 millones de usuarios mexicanos que han usado este extraño recurso histriónico.

No obstante, señalan los expertos, existen casos de mucha mayor gravedad que han requerido terapia por conjuntar aspectos de mitomanía grave, mezclada con delirios fantásticos y complejos de inferioridad.

Los siguientes son sólo algunos de los testimonios que los especialistas nos han hechos llegar y que han sido recabados durante sus terapias, obviamente los nombres han sido cambiados, pero se respetó la edad real de los sujetos del estudio.

“Fingir hablar por celular comenzó como un juego, lo hacía durante los descansos en la universidad porque no tenía muchos amigos, pero después se fue volviendo obsesivo, me inventé literalmente una vida inexistente que compartía en voz alta a todos los que me escuchaban en los salones o en la cafetería, una conocida se dio cuenta una vez y me marcó justo cuando fingía una conversación, me dijo: ya deja de hacerte el loco, me dieron ganas de llorar de vergüenza”. Toño, 20 años.

“Si un tipo me parecía aburrido, fingía que alguien me llamaba por celular por una emergencia y lo dejaba en el café, lo mismo si veía a alguien que me cayera gordo en la calle. En la oficina, si quería escaparme, fingía delante de mis compañeros una conversación con un cliente que me exigía presencia inmediata, al final del día me sorprendía de que no tenía ni una llamada entrante real, todas habían sido fingidas”. Nancy, 31 años

“Si viajaba en el camión y veía a una chava guapa, sacaba el celular y fingía una llamada para presumir de cosas inexistentes para impresionarla, lo mismo en la oficina o en una cena donde hubiera mujeres guapas, hablaba fuerte, con toda la intención de ser escuchado y casi presumía lo padre que había estado el viaje a Cancún con mis cuates Diego Luna y Gael García, el celular se convirtió en mi herramienta para mis presunciones e inseguridades. Lo malo es que al final ni ligaba nada, las chavas me daban la vuelta y me sentía como un verdadero menso”. Octavio, 32 años.

“Yo sufría de un serio problema, un profundo sentimiento de enojo y agresividad, y el celular se convirtió en mi mejor aliado para sacar a mi monstruo, para provocar a terceros.

Si cerca de mí había alguien que me cayera gordo, me fijaba en su aspecto físico, sacaba el celular y fingía una conversación en la que lo describía de pies a cabeza, igual cuando estaba cerca de policías, en la fila para hacer algún trámite, nadie se salvaba, era como un estado de locura en el que fingía hasta 20 o 30 conversaciones por día”. Ramón, 42 años.

“Fingía tanto hablar por celular, que la gente se sorprendía de la recepción casi sobrenatural que tenía mi aparato, pues yo seguía hablando en los ascensores, en el metro y en lugares donde nadie más recibía llamadas, un día me vi al espejo y me dio miedo, realmente esta es una nueva neurosis que pocos han tomado en cuenta, pero que afecta a miles, si no es que a millones de personas.

“Lo más curioso es la paradoja, uno usa un medio de comunicación para no comunicarse con nadie, nuestra sociedad pareciera cada vez más disfuncional”. Beatriz 44 años.