sábado, 12 de septiembre de 2009

DIOS ES MI ABOGADO


¡Dios, mi abogado!

PALABRAS DEL AEROPIRATA CONTEMPORÁNEO DE LA CIUDAD DE MÉXICO.

¿Ácaso se trata de un individuo con tintes misioneros y de rasgos esquizotímicos o es el nuevo mesías distractor mediático del gobierno en turno?


¿víctima o victimario?
Con información tomada de la
La Prensa.


12 de septiembre de 2009

Y del Reportero Gráfico:
Abel Mar­tí­nez y Ga­briel Zen­de­jas.


"Ten­go un abo­ga­do par­ti­cu­lar y se lla­ma Je­su­cris­to", con­ven­ci­do de sus pa­la­bras y con la cer­te­za de que se­rá su re­pre­sen­tan­te le­gal, ex­pre­só Jos­mar Flo­res Pe­rei­ra, pre­di­ca­dor bo­li­via­no que se­cues­tró un avión de Ae­ro­mé­xi­co, le­jos de mos­trar te­mor por pi­sar la cár­cel ad­vir­tió que no se arre­pen­tía de los ac­tos que co­me­tió, ya que si Dios no le hu­bie­ra otor­ga­do cier­tos do­nes nun­ca lo hu­bie­ra rea­li­za­do.


Fue al fi­lo de las 12:00 ho­ras, cuan­do el pre­di­ca­dor bo­li­via­no em­pren­dió su ca­mi­no rum­bo al Re­clu­so­rio Pre­ven­ti­vo Orien­te.


An­tes de in­gre­sar a ese cen­tro pe­ni­ten­cia­rio exis­tía la ver­sión de que va­rios reos se opo­nían al in­gre­so del fa­ná­ti­co re­li­gio­so, ya que al­gu­nos in­ter­nos lo ca­li­fi­ca­ron co­mo un lo­co pe­li­gro­so y so­li­ci­ta­ban que me­jor fue­ra tras­la­da­do a un hos­pi­tal psi­quiá­tri­co.


An­tes de aban­do­nar las ins­ta­la­cio­nes de la PGR, el pas­tor to­da­vía tu­vo tiem­po de abun­dar so­bre la ac­ción que rea­li­zó ba­jo la en­co­mien­da del crea­dor.


"Por­que es­tá Dios en me­dio, no fue al­go que la fal­ta de pre­pa­ra­ción, si Dios no me hu­bie­ra da­do la sa­bi­du­ría nun­ca lo hu­bie­ra he­cho; lo más glo­rio­so que yo que­ría anun­ciar, nun­ca fue mi in­ten­ción ha­cer da­ño, si­no ha­cer­les un fa­vor", en­fa­ti­zó el pre­di­ca­dor.


Di­jo, que nun­ca fue su in­ten­ción aten­tar con­tra la in­te­gri­dad fí­si­ca de los pa­sa­je­ros por­que: "yo ten­go fe y ten­go fe en que Dios no lo hu­bie­ra he­cho, nun­ca pen­sé que me iba a fal­tar el va­lor, por­que es­to no lo hi­ce yo por ser muy va­lien­te, por ser muy in­te­li­gen­te­... yo di­go es­to pa­ra que no cues­tio­nen a las au­to­ri­da­des de Can­cún".


Fue más allá tras afir­mar: "la au­to­ri­dad me­xi­ca­na en se­gu­ri­dad es la me­jor del mun­do", sin de­jar de mos­trar su am­plia son­ri­sa an­te las au­to­ri­da­des.


Su gran fe le hi­zo de­cla­rar: "ten­go un abo­ga­do par­ti­cu­lar y se lla­ma Je­su­cris­to, pe­ro yo sé que él va a pro­veer pa­ra mí un abo­ga­do me­jor, pues­to por Dios", sin in­mu­tar­se re­fi­rió an­te los re­por­te­ros que cu­brie­ron su tras­la­do al cen­tro pe­ni­ten­cia­rio.


Lue­go de ca­si dos ho­ras, fi­nal­men­te in­gre­só por la zo­na de adua­nas don­de fue so­me­ti­do a un exa­men mé­di­co pa­ra lue­go ser tras­la­da­do a una de las cel­das, no sin an­tes cam­biar­se de ro­pa y por­tar el uni­for­me de los in­ter­nos pa­ra su fi­cha de iden­ti­dad e in­gre­so.

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