Harapientos, semidesnudos y sin recato alguno, con la plena convicción de obtener un "pesito" para seguir derrochando poco a poco otro cachito de vida a través de su único sostén para el cuerpo y el alma: un cuartito de alcohol de caña, de ese de 96º, mejor conocido como el del tapón rojo, claro está, sin afán de albur.
Deambulan por las calles, parques y jardines de los cinturones de miseria del Centro Histórico, por La Merced o en el barrio bravo de Tepito, conforman el ejército del "escuadrón de la muerte": juntos para morir igual. Se acompañan del mejor amigo del hombre, perros callejeros sin hogar, sin hembra y sin dinero. Realizan sus necesidades fisiológicas a plena luz del día, y en donde les plazca. Son casi inmunes a todo tipo de enfermedades. Para algunos representan el atraso de toda sociedad del denominado tercer mundo.
Son parte del equipo colectivo citadino, favorecen y recrean la vida cotidiana de los grupos sociales callejeros que abundan en este Distrito Federal, la Ciudad de la Esperanza. Se agrupan, y como en toda tribu social, existen lideres que hacen sentir su dominio. Desparpajados con la panza de fuera, chamagosos o barbones esperan que les "chifle" el sol para levantarse a comenzar su día.
También son conocidos como "teporochos" por su excesivo consumo de alcohol en esa área del Centro Histórico, allá por La Merced, sitio donde las bebidas alcohólicas están más disponibles que en el resto de la capital puesto que se caracteriza por una alta concentración de tiendas que venden alcohol al menudeo. Según cifras oficiales existen más de 607 tiendas donde se vende alcohol, aproximadamente una por calle. Las bebidas alcohólicas que no tienen un registro oficial también se venden en estas tiendas en botellas recicladas o en embaces que recogen de la calle.
Se identifican 174 grupos de bebedores; de ellos, 107 están integrados por los conocidos "teporochos", mientras que 41 son individuos que trabajan como cargadores y diableros.
¿Por qué se les denomina "teporochos"?
Desde la década de los cincuenta cuando los bebedores más pobres podían comprar infusiones de hierbas (té) con alcohol por ocho centavos. Ante la gran demanda los vendedores ofertaban tes por ocho centavos, es decir, "té por 8" y así llegaban a comprar me da "té por ocho centavos". Se caracterizan por el aspecto de abandono total de su persona y por organizar su vida en torno al alcohol, principalmente de 96º, ya que éste presenta varias ventajas: su alta concentración de etanol, se vende fácilmente y es muy económico.
"El escuadrón de la muerte", juntos para morir. Se definen como los desahuciados, los que sólo damos problemas a la sociedad, los que ya no tenemos esperanza de nada ni servimos para nada. "Talonean" para conseguir alcohol, y generalmente lo hacen vendiendo chicles, cargando bultos, pidiendo limosna, vigilando coches; casi todos ellos ejercieron algún oficio albañiles, mecánicos, choferes, y en su mayoría son originarios de la provincia mexicana.
Algunos parques, como el de La Soledad, Loreto, San Sebastián y Santísima, entre otros, sirven de alojamiento tanto a alcohólicos como a usuarios de otras substancias, especialmente de inhalables. Los edificios viejos y abandonados ubicados en el Centro Histórico también sirven de alojamiento para algunos bebedores crónicos.
Por desgracia, ya surgió otro grupo del escuadrón de la muerte pero de cuello blanco, es decir, son jóvenes bien vestidos, pero se le puede apreciar que ahora en la zona rosa es muy común ver a jóvenes que salen de los antros con su "mona" (paño húmedo con activo).
lunes, 29 de marzo de 2010
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Buen Articulo sr P.J. sale bien en la foto, aunque este sentado de espaldas jejej
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