viernes, 8 de abril de 2011

SCHOOL SHOOTER EN BRASIL.7 ABRIL 2011.MASACRE EN RIO DE JANEIRO BRASIL.

MASACRE EN RIO DE JANEIRO BRASIL.


* Ex alumno mató a 10 y lesionó a 12 durante tiroteo en escuela; tras ataque, el sujeto se suicidó

RIO DE JA­NEI­RO, Bra­sil, 7 de abril.

 Diez es­tu­dian­tes fue­ron ase­si­na­dos y 12 re­sul­ta­ron he­ri­dos hoy en una es­cue­la de Rea­len­go, su­bur­bio del oes­te de Rio, por un ex alum­no que les dis­pa­ró y lue­go se sui­ci­dó, se­gún el úl­ti­mo ba­lan­ce da­do a co­no­cer por las au­to­ri­da­des.

La pre­si­den­ta de Bra­sil, Dil­ma Rous­seff, rin­dió ho­me­na­je a los "ni­ños ino­cen­tes" que per­die­ron "su vi­da y su fu­tu­ro" en la ma­sa­cre, y ma­ni­fes­tó su "re­pu­dio a es­te ac­to de vio­len­cia, con­tra ni­ños in­de­fen­sos" que no for­ma par­te de la "cul­tu­ra" bra­si­le­ña.

"No era y no es ca­rac­te­rís­ti­ca de es­te país vi­vir es­te ti­po de cri­men", di­jo la pre­si­den­ta, mien­tras que el mi­nis­tro­ de Edu­ca­ción Fer­nan­do Had­dad afir­mó que "es una tra­ge­dia sin pre­ce­den­tes en Bra­sil".

El se­cre­ta­rio de Sa­lud del Es­ta­do de Rio de Ja­nei­ro, Ser­gio Cor­tes, pre­ci­só que son nue­ve ni­ñas y un va­rón los ase­si­na­dos, se­gún da­tos de la ofi­cial Agen­cia Bra­sil.

El ata­que ocu­rrió a la ho­ra de lle­ga­da de los es­tu­dian­tes a la es­cue­la pri­ma­ria mu­ni­ci­pal Tas­so da Sil­vei­ra, del ba­rrio po­pu­lar de Rea­len­go, a la que asis­ten unos 400 alum­nos de en­tre 9 y 14 años, edad has­ta la que se ex­tien­de la en­se­ñan­za pri­ma­ria en Bra­sil.

La po­li­cía acor­do­nó la es­cue­la pa­ra con­te­ner a una ver­da­de­ra mul­ti­tud de ve­ci­nos y pa­dres de alum­nos que se pre­ci­pi­ta­ron al lu­gar en busca de in­for­ma­ción so­bre sus hi­jos, en­tre des­ga­rra­do­ras es­ce­nas de de­ses­pe­ra­ción y des­ma­yos.

Eli­zer, un fun­cio­na­rio de co­rreos que vi­ve cer­ca de la es­cue­la, se­ña­ló que dos ni­ños he­ri­dos to­ca­ron a su puer­ta.
"Dos ni­ños co­rrie­ron a mi ca­sa, es­ta­ban dis­pa­ran­do en to­das las di­rec­cio­nes. Mi hi­ja y mis dos so­bri­nos es­ta­ban allí. Pe­ro es­tán bien", con­tó a la AFP.

Elu­zia, que vi­ve enfren­te al co­le­gio, di­jo que su hi­jo de 10 años lo­gró es­ca­par del ata­que, en con­ver­sa­ción con la AFP.
"El mi­ró por la ven­ta­na al es­cu­char los ti­ros, y aun­que no vio na­da, co­men­zó a co­rrer ha­cia la puer­ta y gra­cias a Dios es­tá bien", ex­pli­có.
"Vi mu­cha gen­te más co­rrien­do, ba­lea­da, fue ho­rri­ble", aña­dió vi­si­ble­men­te con­mo­cio­na­da. "Es­te ba­rrio es muy tran­qui­lo, nun­ca ima­gi­né que pa­sa­ría al­go así".

Los bom­be­ros iden­ti­fi­ca­ron al ata­can­te co­mo We­lling­ton Me­ne­zes de Oli­vei­ra, de 24 años, que era un ex alum­no, se­gún el al­cal­de de Rea­len­go.

Sus pa­dres de­cla­ra­ron a la te­le­vi­sión que era su hi­jo adop­ti­vo y que ha­bía aban­do­na­do el ho­gar ha­cía ocho me­ses.

Me­ne­zes de­jó una car­ta in­co­gruen­te car­ga­da de re­fe­ren­cias re­li­gio­sas y en la que anun­ció su sui­ci­dio.

"De­ben sa­ber que los im­pu­ros no po­drán to­car­me sin guan­tes, so­la­men­te los cas­tos o los que per­die­ron sus cas­ti­da­des lue­go del ca­sa­mien­to y no se en­vol­vie­ron en adul­te­rio po­drán to­car­me sin guan­tes", re­za la car­ta en­con­tra­da por la po­li­cía en las ro­pas de Me­ne­zes de Oli­vei­ra y dis­tri­bui­da a la pren­sa.

"Na­da que sea im­pu­ro po­drá to­car mi san­gre", se­ña­ló el ase­si­no, que de­jó ins­truc­cio­nes de que su cuer­po sea des­ves­ti­do, ba­ña­do y en­vuel­to en una mor­ta­ja blan­ca que afir­mó ha­ber lle­va­do a la es­cue­la don­de co­me­tió los crí­me­nes.

"Em­plea­dos de la es­cue­la di­je­ron a los agen­tes que el jo­ven lle­gó bien ves­ti­do, car­gan­do una bol­sa, y di­jo que ha­bía si­do lla­ma­do pa­ra con­ver­sar con alum­nos, pa­ra una con­fe­ren­cia. Así lo­gró te­ner ac­ce­so al ter­cer pi­so del edi­fi­cio", don­de se con­cen­tró el ata­que, ex­pli­có el co­ro­nel Evan­dro Be­ze­rra, por­ta­voz del cuer­po de bom­be­ros a la te­le­vi­sión lo­cal.
Me­ne­zes de Oli­vei­ra "vi­no a la es­cue­la pre­pa­ra­do pa­ra ha­cer eso", re­su­mió el bom­be­ro.

Se­gún el co­ro­nel Djal­ma Bel­tra­me, de la Po­li­cía Mi­li­tar, "un agen­te que lle­gó a la es­cue­la lo­gró he­rir­lo (al ata­can­te) en el in­ter­cam­bio de dis­pa­ros, pe­ro el hom­bre se ma­tó de un dis­pa­ro en la ca­be­za".

Se­gún Bel­tra­me, agen­tes de po­li­cía ha­cían un ope­ra­ti­vo de ru­ti­na en las pro­xi­ma­da­des de la es­cue­la cuan­do fue­ron aler­ta­dos por alum­nos he­ri­dos y el rui­dos de los dis­pa­ros.

"Si los po­li­cías no lle­gan tan rá­pi­do la tra­ge­dia ha­bría si­do to­da­vía ma­yor, por­que el hom­bre te­nía mu­cha mu­ni­ción, y car­ga­ba dos ar­mas", di­jo.

Los he­ri­dos son aten­di­dos en va­rios hos­pi­ta­les, de­pen­dien­do de la gra­ve­dad de ca­da ca­so, in­di­có Cor­tés. Al­gu­nos fue­ron tras­la­da­dos en he­li­cóp­te­ro a los cen­tros asis­ten­cia­les, com­pro­bó la AFP.

En Amé­ri­ca La­ti­na un ca­so si­mi­lar ocu­rrió en Ar­gen­ti­na el 28 de se­tiem­bre de 2004, cuan­do un alum­no de 15 años ma­tó a ba­la­zos a tres com­pa­ñe­ros de cla­se e hi­rió a cin­co en la ciu­dad de Car­men de Pa­ta­go­nes, 920 km al sur de Bue­nos Ai­res.

La carta que dejó el asesino en el colegio de Rio de Janeiro.








La Policía de Río de Janeiro investiga el mensaje que escribió Wellington Menezes de Oliveira antes de matar a once niños en el colegio Tasso da Silveira. Habla del “perdón de Dios” y pide ser sepultado junto a su madre

Las ediciones online de los medios brasileños publicaron la carta hallada luego de la masacre en Realengo. Allí, el tirador se define como un “hombre puro” y admite que no saldrá con vida de la escuela, donde masacró a once alumnos e hirió a otros 18.

El contenido del escrito no deja claras evidencias de las razones del ataque. Menezes se refiere a que los “impuros” no podrán tocar su cuerpo “sin guantes”. “Ningún fornicador o adúltero podrá tener contacto directo conmigo”, señala. Además, dice que después de su muerte quiere ser desnudado, bañado y envuelto en una sábana blanca que él mismo dejó en el edificio donde ocurrió la tragedia.

“Si es posible, quiero ser enterrado junto a la tumba donde está mi madre”, indica la misiva. La mujer, su madre adoptiva, murió hace un año y vivía a tres cuadras de la escuela donde ocurrió la masacre.

En la carta, el asesino también pide que la casa donde vivía (en el barrio Sepetiba, al oeste de la ciudad) sea donada a instituciones que se dediquen al cuidado de los animales.

En otro tramo del escrito, Menezes dice que pretende que, frente a su sepultura, “un fiel seguidor de Dios” reze “pidiendo perdón” por lo que ha hecho en su vida.

La carta lleva la firma del asesino y, según las autoridades de seguridad, fue hallada en el escritorio de un profesor. A pesar de las pistas que aparecen, la jefe de la Policía de Río, Marta Rocha, insistió en que era demasiado pronto para hacer interpretaciones.


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